La entrada es el cuello de botella de todas las casas. Ahí nos paramos a pensar qué nos hemos dejado y empiezan las carreras pasillo arriba y abajo, los “¿Alguien ha visto…?” y otras frases mucho menos amables. ¿Podemos evitar estas situaciones y hacer que nuestra entrada sea más práctica?
¡Qué bonitas son las entradas de las revistas de decoración! Esos jarrones con flores frescas, velas, consolas antiguas… Pero, ¿cómo son cuando se van los fotógrafos y llegan los niños del colegio?
Ya sabes que para mí lo más importante es que tu vida sea más sencilla. Y por eso, mi primera recomendación es que no desperdicies todas las posibilidades de organización que te permite tu entrada.
¿Sabes ese montón de chaquetas que se hace en el brazo del sofá? ¿O el bolso encima de la silla? ¿Los zapatos tirados por donde menos te lo esperas? Todo esto puede evitarse si hacemos que sea fácil dejar en su sitio todo lo que nos quitamos al llegar a casa.
La máxima
Grábate a fuego esta frase:
Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio.
Si no hay un sitio (cómodo y lógico) para tu chaqueta, lo más probable es que acabe en el respaldo del sillón. Si tus hijos no saben dónde dejar la mochila, la dejarán en cuanto puedan, sin reparar en si estropea la decoración.
Por eso, busca un lugar cómodo y lógico a cada cosa; consensúalo con tu familia y respeta y haz respetar esa decisión.
Esto aplica a todos los objetos de tu casa, pero hoy vamos a ver qué debe tener su lugar en la entrada (o lo más cerca posible de ella) para que todo vaya como la seda
#1 Prendas de abrigo
Chaquetas, abrigos, gorros, guantes, bufandas… Nos molestan en cuento ponemos un pie en casa. Por eso no tiene sentido que su sitio esté en el armario del dormitorio.
Hazte con un perchero y que cada miembro de la familia tenga, al menos, una percha propia. Ahí podrá colgar todas sus prendas de abrigo.
Si son demasiadas, quizás sea el momento de hacer una criba, ¿no crees?
Un armario también es una buena opción, pero al tener puertas podemos caer en la tentación de tirarlo todo de cualquier manera y cerrar (total, no se ve).
Evalúa cuál es la mejor solución para tu familia teniendo en cuenta vuestras costumbres y el espacio con el que contáis.
#2 Bolsos, carteras y mochilas
Los bolsos, mochilas o carteras también deben tener un campamento base al llegar a casa.
Las mujeres solemos tener varios bolsos y cambiamos según la estación, los colores que llevamos o la ocasión.
Si es tu caso, ¿dónde decides qué bolso llevarás cada día? Si es en la entrada, valora guardar todos tus bolsos ahí. Pero, si no es viable, reserva un sitio a tu bolso actual para tenerlo localizado durante el día (sin que desordene) y guarda el resto de bolsos en un lugar más amplio.
Crea una rutina para que el cambio de bolso sea automático y fácil.
En el caso de las carteras y mochilas, es habitual que tengan que pasar tiempo en los espacios de trabajo de sus dueños. Aun así, procura que haya un lugar en la entrada donde se puedan dejar cómodamente hasta que llegue el momento de trabajar.
Pedir a un niño que todos los días, al volver del colegio, vaya hasta su cuarto a dejar la mochila es pedirle peras al olmo (a los adultos tampoco nos hace ninguna gracia, también te digo). Así que no malgastes tu energía y crea una llegada a casa cómoda, sencilla y placentera.
#3 Zapatos
Los españoles tenemos la fea costumbre de entrar en casa con los zapatos de la calle. Solo usamos las zapatillas de estar por casa para levantarnos a hacer pis por la noche.
Pero si nos acostumbramos a cambiarnos a zapatos nada más entrar por la puerta descubriremos que nuestra casa está mucho más limpia. Y además, nuestros pies nos lo agradecerán.
Si no tienes sitio para guardar todos los zapatos de la familia en la entrada, ten solo los dos o tres pares de más uso o, si lo prefieres, reserva un sitio exclusivamente para las zapatillas de estar por casa y acostúmbrate a llevar los zapatos que acabas de quitarte al armario. Es más incómodo, pero al final debemos ser realistas y adaptarnos al espacio que tenemos.
#4 Lo que se va
Reserva un espacio en la entrada para dejar todos esos objetos que tienen que salir de casa: cosas prestadas que tienes que devolver, regalos, donaciones, cartas que hay que enviar…
Antes de salir de casa, acostúmbrate a comprobarlo. Si, además, etiquetas las bolsas, verás cómo no se te vuelve a olvidar devolver el libro que te prestó tu amigo.
#5 Lo que llega nuevo
Debemos ser buenos porteros para que no entre en nuestra casa ningún objeto que no se lo merezca.
La acumulación es la primera causa del desorden y la desorganización, así que hay que cambiar de mentalidad y evaluar si realmente merece la pena dar cobijo a cada objeto que entra por la puerta.
Si no conseguimos asignarle un lugar rápidamente es posible que en realidad no deba estar en casa.
Piénsalo.
Ideas, ideas
Como hay tantas entradas diferentes como familias, no tengo una receta mágica, pero sí tengo un tablero de Pinterest lleno de inspiración para que te sirva de punto de partida en este nuevo proyecto (porque te vas a poner hoy mismo a reorganizar la entrada, ¿verdad?).
Espero que muy pronto me cuentes en los comentarios cómo has mejorado la entrada de tu casa 😉 Y, mientras tanto, cuéntame con qué problemas te encuentras en tu día a día, qué te gusta que haya en tu entrada… En fin, ¡lo que quieras!
Ya sabes que tienes esta misma información en versión Youtube. ¿Cuál te gusta más?
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¡Nos vemos muy pronto, equilibrista!