Si la semana pasada te contaba los intríngulis emocionales (casi paranormales) del cambio de armario, esta semana quiero bajar a la tierra y daros una guía práctica de cómo hacer el cambio de armario más fácil y efectivo. ¡Atentos!
¡Hola, amantes del equilibrio!
Como ya os comentaba en la entrada anterior, el cambio de armario puede ser muy fácil, sobre todo si ya tenemos todo nuestro armario organizado como Dios manda. Pero si no, no os preocupéis, que los pasos son los mismos. Véase:
1. Sacar todo fuera
Sin miramientos. Saca TODA tu ropa fuera de su lugar y déjala toda junta en un mismo espacio (encima de la cama es ideal). Deja en un lado la ropa de verano (la que tenías en uso) y en otro lado deja la de invierno que tuvieras guardada (si la tienes en cajas, puedes dejarla dentro de las cajas por el momento).
Por cierto, ¡los zapatos y los bolsos también! Si no tienes sitio en la misma habitación para todo, puedes optar por dejarlos en otra habitación o por sacar los zapatos y bolsos en una segunda tanda.
2. Limpiar el armario y los cajones
Aprovecha que tienes todo vacío para pegar una aspiradita (si tienes un aspirador de mano es súper fácil) y limpiar con un pañito y vinagre (no te preocupes, que si se ventila, el olor se va en unos minutos). Notarás la diferencia.

Si has descartado mucha ropa, puedes hacer un mercadillo 😉
3. Revisar y seleccionar la ropa de verano
Revisa una por una todas las prendas de verano. Ahora que acaba de terminar la temporada, tendrás en la mente qué prendas te has puesto más, cuáles te hacían sentir bien y cuáles no te apetecía ponerte en ningún momento. Coge cada una de ellas y pregúntate «¿me hace feliz?», «¿me apetece ponérmelo?», etc. (como ya expliqué en En qué consiste el método KonMari) y quédate solo con lo que te hace feliz. El resto, a vender, donar, regalar, hacer trapos…
Como hay muchas prendas que se utilizan durante todo el año, separa estas de aquellas que sí vas a guardar hasta el próximo cambio de armario.
4. Revisar y seleccionar la ropa de invierno
Vacía las cajas donde tuvieras la ropa de invierno y mete en ellas la ropa de verano que vas a guardar. Cierra las cajas y llévalas a su lugar. Ala, ya tenemos un poco más de sitio.
Ahora revisa las prendas de invierno de la misma manera que has hecho con las de verano. En este punto, te ayudará plantearte si estás deseando que llegue el momento de ponerte tal jersey o tal pantalón. Lo mismo: lo que no te haga feliz, a vender/donar y el resto, al montón de lo que se queda.
Cuando termines, saca de la habitación las bolsas donde tengas la ropa que has descartado. Así harás un poco más de sitio. ¿Ves cómo se va despejando todo poco a poco?
5. Separar por colgar / doblar
Ahora ya solo te queda la ropa que te quieres quedar. Haz un poco de sitio y separa en dos montones: lo que va colgado y lo que va doblado.
¿Qué va colgado y qué va doblado? Los abrigos, chaquetas, trajes, vestidos y blusas seguro; también la ropa de tejidos vaporosos o que se arrugue con facilidad. El resto, doblado. Con el doblado vertical, la ropa se arruga mucho menos, por lo que no tienes que preocuparte tanto como antes. Además, se aprovecha mucho más el espacio que perchando.

Ordenado por colores se ve más bonito
6. Colgar y ordenar por categorías, longitud y colores
Cuelga todo lo que debe colgarse (una prenda por percha y todas las prendas mirando hacia el mismo lado) por categorías: abrigos, chaquetas, vestidos, blusas, etc.
Una vez lo tengas todo colgado, mi recomendación es que ordenes cada categoría por longitud, de forma que los bajos de tus prendas formen una flecha hacia arriba y hacia la derecha. Después, ordena las prendas que tengan igual longitud por color, de más oscuro a más claro (de izquierda a derecha).
Esta es la ordenación ideal, ya que transmite positividad, pero a veces, por la forma del armario, es mejor hacerlo al revés. De hecho, mi armario está así ahora mismo. ¡No te obsesiones! Las recomendaciones se ponen en práctica en la medida en que cada uno puede 🙂
7. Ordenar por categorías la ropa que se dobla
¡Ya tienes ordenado lo que va colgado! ¡Qué maravilla! Ahora solo queda lo que va en cajones y baldas. Para distribuirlo, separa las prendas por categorías: pantalones, camisetas de manga larga, de manga corta, jerseys… Si la organización que tenías hasta ahora no te convencía, te será más fácil asignar un nuevo lugar a cada categoría si ves lo que ocupa cada una de ellas.
8. Doblar en vertical
Dobla en vertical cada prenda de acuerdo al ancho y al alto que deba ocupar y ve colocando en los cajones, cajas o baldas conforme doblas. Si alguna categoría no queda como te gustaría, plantéate redistribuir.
9. Ordenar por colores
Una vez ya tengas todas las prendas de cada categoría en su espacio, ordénalas por color: los más claros delante y los más oscuros detrás o bien los más oscuros a la izquierda y los más claros a la derecha.
10. ¡Disfrutar!
¡Disfruta cada mañana de un armario en orden! Encuentra cada prenda en un periquete, decide con más facilidad cómo combinar las prendas… Las ventajas de un armario ordenado son infinitas y se notan desde el primer minuto. Ah, y no, no se va a desordenar. Si doblas en vertical, el orden se mantiene para siempre.
La única amenaza para el doblado vertical es que acumules demasiadas prendas en un mismo espacio, pero estoy segura de que no lo vas a hacer, porque ahora ves todo lo que tienes y sabes exactamente qué necesitas y qué no. ¿A que sí?
¿Qué? ¿Te animas? El cambio de armario es el mejor momento para poner en orden toda tu ropa de una vez por todas. Por eso, durante el mes de octubre tienes una oferta especial en sesiones personales de organización de ropa y cambio de armario: ¡solo 50 € por sesión! Con ayuda profesional todo se hace mucho más rápido y fácil, así que ¡no te lo pienses!
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